Mariano Rivera, un jugador de béisbol de las grandes ligas que rompió récords, creció en un pequeño pueblo pesquero de Panamá. Su padre tenía su propio barco y quería que su hijo siguiera sus pasos, pero Mariano no quería ser pescador. ¡Le encantaba la pelota!
Sin dinero para el equipo, el niño y sus amigos tuvieron que ser creativos. Improvisaron un bate con una rama del árbol de mango, hicieron guantes de cartón y envolvieron una piedra en redes de pesca y cinta adhesiva para crear una pelota.
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