El interés de los niños por las actividades de la cocina indica que allí pasa algo importante para ellos. La cocina, con su doble cualidad de espacio creativo y riguroso, es un ámbito estimulante para curiosear e investigar, para imaginar y disfrutar y también para ordenarse.
Cuando se cocina se pone en juego la esencia de esta actividad: los sentidos. Las texturas de las masas, las direcciones de los sabores, los distintos aromas, los sonidos y los colores tienen domicilio en ese lugar de la casa.
El asombro y la sorpresa de ver el efecto de la levadura o las modificaciones de colores y consistencias luego del horneado darán pie a interesantes diálogos entre niños y adultos en una actividad compartida.
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