Gabriela está súper emocionada cuando el regalo de su Titi Sylvia finalmente llega. ¡Le encantan sus nuevas, coloridas y brillantes alas de mariposa! Se para en medio de su habitación y aletea y aletea, pero no pasa nada. Salta vigorosamente moviendo las alas hacia arriba y hacia abajo, pero de nuevo, ¡nada!. Decepcionada va al garaje en busca de la caja de herramientas de su padre y se propone a arreglar las alas rotas.
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