Pequeño Cuervo y Padre Cuervo se sientan en la rama de un árbol alto y observan el campo de maíz. Padre Cuervo dice que los humanos que ven trabajando hacen mucho por los cuervos: siembran maíz, mueven agua y alimentan a los cuervos con sus campos. Los cuervos cantan su gratitud, pero a pesar de sus esfuerzos a los granjeros no les gustan y cada que pueden los atacan. Pequeño Cuervo está preocupado ¿Qué pasaría si el granjero lo atacará? ¿Qué pasaría si no pudiera escapar lo suficientemente rápido? De pronto tiene una idea que podría salvar a todos los cuervos.