En un principio no existían ni el día ni la noche y los indígenas warao vivían en tinieblas, hasta que un hombre envió a sus dos hijas a la casa del joven dueño de la luz. La mayor se distrajo en el camino, pero la hija menor logró traer la luz a su pueblo. Un cuento sobre el origen del sol y la luna que refleja los paisajes de los caños del Delta del Orinoco.
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